Un año más llega a su fin, el decimoprimero del equipo, y, como toda la sociedad siente, ha sido el más extraño de todos. Comenzó como otro cualquiera, con la ilusión y los nervios de última hora preparando una edición más de la FIRST LEGO League: últimos ajustes, ensayos, maquillajes, rondas de robot y un largo etcétera de detalles que siempre hay que tener en cuenta. Así pasó enero, con algún que otro Escape Room entre medio, y llegó la ansiada fecha señalada por todos, el 15 de febrero en Baluarte. Con un aire nostálgico, nos despedimos de la FLL tras 10 años de desafíos y aprendizaje con muy buen sabor de boca. El equipo defendió y vendió sus singularidades y las de su robot de una forma extraordinaria. ¡No podíamos imaginar que conseguiríamos el único trofeo que nos faltaba, el de desarrollo de robot! Así que, tras la pertinente fiesta de celebración, con una merienda como siempre ha sido tradición, nos propusimos comenzar con los nuevos proyectos: Consumópolis15, el sumo robótico, Tecnociencia y la World Robot Olympiad. Entre tanto, las noticias sobre los problemas que el SARS-CoV-2 estaba causando en China y parte de Asia nos llegaban como algo lejano todavía a finales de febrero. El cómic sobre los peligros de las redes sociales iba tomando forma y las inscripciones para los retos Open y Regular se llevaron a cabo.
Directos fuimos a hacer nuestra primera ronda de robot. 310 puntos, increíble. G.O.R.D.O. se comportaba como esperábamos. Pero esta no fue nuestra puntuación más alta. La segunda ronda nos tenía preparada la mejor puntuación: 335 puntos. El máximo que nuestro robot conseguía eran 370 puntos así que G.O.R.D.O. hizo un buenísimo trabajo. Y en la tercera, la variabilidad de la mesa apareció y, aunque intentamos la misión del columpio 3 veces, no pudo ser y nos quedamos en unos meritorios 265 puntazos.
Para la Feria Amigoniana de Energía y Medio Ambiente y bajo el lema “INTEGRAMOS ENERGÍAS PARA UN FUTURO SOSTENIBLE”, el equipo Curiosity hemos planteado nuestra solución basándonos en dos ejes estratégicos fundamentales, la Sostenibilidad y la Innovación. Los integrantes del equipo nos propusimos el reto de programar con Arduino ya que era una gran dificultad para nosotros. Además, como decía el difunto Steve Jobs: “programar, te obliga a pensar en más de una solución para un mismo problema y la resolución de problemas es la habilidad más importante en la vida”. La propuesta ofrece un sistema de control de ventilación para refrescar las aulas en horario no lectivo/nocturno, cuando las temperaturas decaen y suele refrescar en días muy calurosos. Por consiguiente, controlamos un motor mediante una aplicación a la que llegan los valores de unos determinados sensores de Arduino.
Para recoger datos sobre el problema del calor en las aulas, nuestro equipo preparó una encuesta y la envió a alumnos de distintos colegios (Luis Amigó, Sagrado Corazón, Irabia-Izaga...) y equipos de la FLL (Invictus Lego, Guaracatá, Tecno San José, etc.). En esa encuesta incluimos distintas preguntas como: “¿Has pasado calor en el aula? ¿Qué soluciones has aplicado? ¿Te gustaría que hubiese un sistema de ventilación en tu clase?” La encuesta fue respondida por 170 personas y hemos obtenido los siguientes resultados. La primera pregunta cuestionaba si habían pasado calor alguna vez en clase. Analizando las respuestas, el 94,7%, es decir 161 personas, respondieron que sí. Mientras que el 5,3% restante dijeron que no. Para continuar la encuesta, planteábamos si cuando pasaban calor, habían tenido la opción de abrir las ventanas. La mayoría, 81 personas, respondieron que dependía del profesor, pero normalmente sí. 42 personas optaron por una opción parecida, ésta también dependía del profesor, pero al contrario, normalmente no les dejaban. Por último, 38 personas dijeron que sí, y 9 que no.
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